Vuelta al cole: cuando hay alergias, no basta con una mochila bien preparada
Si tu hijo o hija tiene una alergia alimentaria, sabes que septiembre no es solo libros nuevos, estuche y horarios. También es revisar protocolos, preparar el kit de emergencia, hablar con el cole… y cruzar los dedos.
Pero la seguridad depende solo de ti.
Porque cuando hablamos de alergias, lo que de verdad importa no es lo que hay en la mochila, sino quién está preparado para actuar.
Y eso no se sostiene en una sola persona.
Se apoya en 3 pilares.
O como me gusta decirlo: en 3 patas que deben estar firmes para que la estructura no se tambalee.
La metáfora del taburete (o por qué una silla coja no da seguridad)
En mi cuenta de Instagram compartí hace poco un carrusel con esta imagen:
🪑 un taburete de tres patas.

Cada pata representa una parte fundamental para que un niño con alergias esté seguro en el colegio.
Cuando una falla, todo se tambalea.
Y eso es justo lo que pasa con la seguridad escolar si solo una parte del entorno está preparada.
Estas son las tres patas que sostienen esa seguridad:
1. El profesorado
👩🏫 Son quienes están al mando del aula. Los primeros en ver si algo no va bien.
Su papel es extremadamente importante, detectar una reacción a tiempo puede evitar una situación grave, controlar los alimentos del resto de compañeros…
Pero…
- ¿Y si no reconocen los síntomas?
- ¿Y si dudan al usar el autoinyector?
- ¿Y si piensan que no es para tanto?
➡️ Formarles es clave.
No basta con entregar un papel con el protocolo. Hace falta tiempo, explicaciones, y si es posible, práctica. Y no una vez, sino al menos una revisión anual.
Cuando el profesorado está formado, el aula se convierte en un espacio mucho más seguro.
2. Las familias de los compañeros
👨👩👧👦 Se podría pensar que ellas no tienen nada que ver… pero cada día se toman merienditas en cole, de vez en cuando se organiza una merienda, un cumpleaños o una excursión.
Y entonces se puede llegar a la situación de «no sabía que este niño tenía alergia severa y por eso le mandé a mi hijo cacahuetes para la merienda», «no conocía los riesgos»…
Su papel podría parecer invisible, pero es ESENCIAL.
Porque basta con un producto mal elegido o una frase mal entendida para generar una reacción.
➡️ ¿La solución? Información clara y empatía.
No se trata de alarmar. Se trata de explicar que no se comparte comida, que no se improvisa, y que preguntar no cuesta nada.
3. La familia del niño alérgico
💜 Sois quienes más hacéis.
Preparáis la mochila, habláis con el centro, le enseñáis a vuestro hijo qué puede y qué no…
Y muchas veces sentís que si no lo hacéis vosotras, nadie lo hará.
Pero la seguridad no puede sostenerse solo sobre vuestros hombros.
Es agotador. Y no es justo.
➡️ Por eso es tan importante comunicar bien, delegar cuando se pueda y confiar, poco a poco, en que el entorno también puede aprender.
Cuando las 3 patas están alineadas… la seguridad se siente
Una silla con una pata rota no da confianza.
Pero cuando las 3 están firmes, puedes sentarte sin miedo.
Con las alergias en el colegio pasa igual.
La seguridad real solo llega cuando el profesorado, las demás familias y la familia del niño trabajan en equipo.
Hay más actores influyentes, así que más adelante, ampliaremos este post.
No siempre será fácil.
Pero se puede.
Y poco a poco, ese equilibrio empieza a sostenerse.
💬 ¿Cuál de estas 3 patas te cuesta más mantener firme?
Déjamelo en los comentarios.
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Estás haciendo muchísimo. Y no estás sola.